Una mochila de uso diario o frecuente está más propensa en desgastarse. Esto es porque se trata de un accesorio más deportivo y por lo tanto, su uso puede ser mayor.

La mejor manera de cuidar y limpiar una mochila depende del material con el que esté hecha. En general, puedes limpiarla con un paño húmedo y detergente suave. Evita sumergirla completamente en agua y nunca la metas en la lavadora.

Además, evita exponerla a la luz solar directa durante largos períodos de tiempo y guárdala en un lugar fresco y seco cuando no la estés usando. Si es de cuero, utiliza productos específicos para su cuidado.

Al buscar características de seguridad en una mochila, considera bolsillos ocultos para objetos de valor, cierres antirrobo, correas reflectantes para visibilidad nocturna y materiales resistentes al corte en áreas vulnerables.

También es importante que tenga un diseño que dificulte el acceso a los compartimentos principales cuando la mochila está en tu espalda.

Para elegir el tamaño adecuado de una mochila, considera cuánto equipo o pertenencias necesitas llevar contigo regularmente.

Además, piensa en el tipo de actividad para la que la usarás. Las mochilas vienen en diferentes capacidades, medidas en litros, y es útil probarlas con peso para ver cómo se ajustan a tu cuerpo.

Si lo que buscas es una mochila de cabina para llevarla bajo del asiento, ten en cuenta las directrices de la aerolínea en la cual vas a viajar. Las medidas más utilizadas para este uso son 25 x 35 x 45 cm.

Los materiales más duraderos para una mochila suelen ser nylon balístico, lona encerada, poliéster de alta densidad y cuero genuino. Estos materiales son resistentes al desgaste y proporcionan una buena protección contra los elementos.

Dichos materiales, podrás encontrarlos en marcas reconocidas como Tous, American Tourister o Kipling.